- 17 abril, 2012
- Publicado por: admin
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El consenso generalizado actual en nuestro país acerca de que la innovación y la internacionalización son claves para salir de la crisis, es algo que anticipó la empresa OHL en 2002, comenzando ya entonces una línea de actividades que, sin hacerla inmune a la crisis, sí le han permitido gestionarla con una cierta comodidad, lo que ha supuesto –como una referencia de gestión- que su valor en bolsa haya crecido en los últimos 10 años a una tasa media del 19,1% anual, frente al 3-4 % de empresas comparables.
Siendo una pequeña empresa constructora de ámbito nacional en 2002, hoy OHL está presente en 34 países, con el 70% de sus ventas, el 73% de la plantilla, el 89% de su cartera de pedidos, o el 89% de su EBITDA, generados fuera de España, siendo líderes mundiales en hospitales y vías y tendidos para ferrocarriles.
La innovación y la internacionalización, pues, han sido claves para el crecimiento de OHL y también, remarcaba el Sr. Villar Mir desde el primer momento, la capacidad directiva y la gestión de personas en la empresa.
Y también como marco de su intervención, el ponente se mostraba razonablemente optimista, a nivel global, sobre las posibilidades reales de nuestro país para salir de la crisis. Su expectativa es que la inercia de nuestra economía hará que durante 2012 continúe la difícil situación actual, pero 2013 debe ser un año de oportunidades en que comenzaremos a ver el final de este túnel tan largo que comenzó en 2007, y que a nosotros nos cogió con unos niveles de endeudamiento muy difíciles de soportar en las nuevas condiciones que empezaron a imponer (y siguen imponiendo) los mercados.
Nos habíamos acostumbrado a vivir con déficit exterior (10% del PIB en 2007, 3,7% en 2011 y expectativa de 3,1% en 2012, por lo que tenemos aún camino por recorrer. La buena noticia es que tenemos una oportunidad, porque a pesar de que el FMI prevé un decrecimiento este año para España de -1,7% por -0,53% de la UE, EEUU crecerá un 2% y el conjunto del mundo en torno al 3,3%, con los países emergentes con un 6% de media. Es decir, el resto del mundo no va mal, lo que nos ofrece una buena oportunidad para exportar, para internacionalizarnos.
Este es un concepto y una práctica asumida ya por prácticamente todos los países: el mundo es cada vez más abierto, más global y, desde el punto de vista de la economía y las empresas, está cada vez más internacionalizado (en la últimas décadas, el comercio entre países está creciendo el doble que la producción Mundial. El 6% frente al 3% de crecimiento de la producción, lo que nos lleva a un planeta más integrado, más global, y eso nos obliga a los empresarios –decía Villar Mir- a tomar decisiones para ser más competitivos con la referencia siempre puesta en ese mercado global.
Escenario, además, cambiante a gran velocidad, impulsado por la tecnología, en el que innovación e internacionalización son las grandes palancas para crecer. El mundo global es internacional y tecnológico, y así –decía el ponente- tienen que ser las empresas de éxito.
Investigación, desarrollo e innovación.
Para competir en este mundo global tenemos que ser capaces de hacer productos con mayor valor añadido (no los más baratos), y eso exige innovación.
Pero también tenemos que ser competitivos en precio –variable muy importante, y que siempre debemos considerar-, que debe ser percibido como justo por nuestro cliente, lo que exige mejora de la productividad, muy relacionada con la cantidad y calidad del trabajo realizado, condicionado a su vez por la educación de los trabajadores, así como por la tecnología y los métodos de trabajo empleados (innovación).
En este campo, en la innovación, en España hemos avanzado, pero aún tenemos mucho por hacer: en 2010, el % destinado por nuestro país a I+D fue del 1,39% del PIB (0,91% en 2000), mientras que la media en la U.E. era del 2%; el 3% en EEUU en 2008; o el 3,8% de Japón de ese mismo año.
Avanzamos, por tanto, pero lejos de los primeros de la clase. Aquí tenemos claramente un oportunidad a nivel agregado y a nivel de cada una de las empresas; como tenemos una oportunidad en la exportación, especialmente en productos de alta tecnología, que para nosotros supone el 4,7% del total de nuestras exportaciones, por el 14% de Alemania, el 17% de Japón, o el 22% de EEUU.
En sus conclusiones, Juan Miguel Villar Mir reiteraba que en este mundo global tenemos la obligación de estar atentos a todos los cambios que se producen y nuestras decisiones deben contemplar ese entorno amplio más allá de nuestras fronteras. Si los intercambios comerciales entre países aumentan por encima de la producción, no nos podemos quedar quietos: o salimos o progresivamente iremos perdiendo cuota; y en la medida en que el cliente va tomando más conciencia de su poder, se convierte en más exigente, debemos estar preparados para ofrecerle el producto que mejor satisfaga sus necesidades; dispuestos, además, a adecuarlo a los cambios constantes y a las mejoras que aporta la tecnología.
Pero todo esto, al final, lo hacen las personas. Nuestra labor como directivos y ejecutivos es orientar, dirigir y controlar el trabajo de otras personas, y eso lo tenemos que hacer con mentalidad permanente de servir a los demás, de ser útiles, lo que, adicionalmente, nos ayudará a ser más felices.
Eficacia y felicidad, decía Villar Mir, van de la mano. El empleado feliz en su trabajo rinde más y lo hace mejor. Y nosotros, los directivos, somos los responsables de conseguirlo.
Tras la intervención de Juan Miguel Villar Mir, se produjo un amplio coloquio en el que el ponente reiteró su opinión de que pronto comenzaremos a ver realidades en la dirección de la salida de la crisis; habló también de la actual tensión de Repsol-YPF en Argentina, provocada por el anuncio de la “nacionalización particular” que el gobierno argentino pretende hacer de YPF lo que, a criterio de Villar Mir, además de un atentado contra la inversión extranjera en aquel país, se tratará –caso de concluir como parece previsto- de un error que afectará negativamente en primer lugar al pueblo argentino, ya que no encaja con la estabilidad, seguridad y confianza que necesita el mercado, especialmente en su relación con aquel país; y también se refirió al sector de la construcción, que ha sido fundamental para la economía española hasta 2007, aunque llegó a tener un tamaño que duplicaba el que razonablemente le correspondía (mientras en los países avanzados alcanzaba un 9% del PIB, en España llegó al 19/20%). Ese ritmo no volverá, decía, pero en cuanto hayamos hecho la digestión de las viviendas que quedan sin vender, volveremos a tener un sector fuerte, motor otra vez de nuestra economía.
Finalmente, preguntado por el secreto de su éxito, volvía a decir que no hay más secretos que trabajar, trabajar y trabajar. Para cualquier persona, en cualquier momento y país, no hay más secretos para el éxito: trabajar con constancia, con perseverancia, sin desfallecer,… y una segunda condición: estabilidad emocional, tolerancia ante actos hostiles (“hay que ser eficaz en los momentos fáciles y en los difíciles”); adoptar con convicción la mejora continua como uno de los valores clave, con espíritu de superación y servicio a los demás.
(Finalmente, una pequeña satisfacción en tanto que miembros del Círculo de Economía de la Provincia de Alicante, ha sido el comentario del moderador del debate que antes de iniciarlo ponía a nuestra asociación como ejemplo de seguimiento a distancia, con el desayuno paralelo que convocamos coincidiendo con los desayunos CEDE. Siguiendo el tono de la sesión, lo podríamos encajar en innovación en la actividad para nuestros socios).