- 18 noviembre, 2012
- Publicado por: Enrique Javier Fur
- Categoría: El Círculo
(Un resumen de la intervención de Juan Miguel Villar Mir, presidente de OHL, en la Jornada “Liderando sin Fronteras” organizada por CEDE).
Escuchar a Villar Mir siempre es un placer y una oportunidad de aprender, tanto para entender el marco en que se mueven hoy las empresas, como de las estrategias y tácticas que se han mostrado en su grupo empresarial como muy adecuadas para soportar la crisis en mejores condiciones que otras empresas competidoras de las de su grupo. En esta ocasión, enmarcó su intervención en torno a tres ejes:
1.- Terreno de juego en que se mueven las empresas hoy.
2.- Retos de la empresa española.
3.- Reflexiones sobre el caso OHL.
1.- Terreno de juego.
Vivimos siempre, decía Villar Mir, en un mundo en transición consecuencia, fundamentalmente, de los avances tecnológicos, en un proceso continuo que se aceleró a partir de la 1ª Revolución Industrial (último tercio del s/XVIII), evolucionando desde los modos artesanales anteriores por el impulso del desarrollo de mejoras relevantes en los procesos de producción, e iniciando una fase de mejora continua que ha permanecido a lo largo del tiempo y se ha acelerado en las últimas décadas con el impresionante progreso de las tecnologías de la información y las comunicaciones que ha incidido sensiblemente en el abaratamiento y rapidez de la transmisión de información y desplazamientos de personas y productos.
Esa facilidad de desplazamientos a costes bajos facilita el desarrollo del comercio exterior, mucho más rápido (50%) que la fabricación de bienes, lo que apoya esos desplazamientos dando lugar a un mundo y a unos mercados interconectados y cada vez más internacionalizados. Es lo que llamamos globalización.
Este es el terreno en que juegan hoy las empresas.
2.- Retos de la empresa española.
Ese terreno de juego exige a las empresas en general y específicamente a las empresas españolas, ser más competitivas (en calidad, precio, producto, proceso …), lo que lleva implícito el concepto de Innovación entendido como la aportación de valor añadido a los procesos industriales y productos de la compañía (productos de mayor calidad con menores costes, con reducción de plazos de entrega, mayor duración, …).
Con esto, el éxito de la empresa se justifica por su aportación al bienestar de las personas (consumo por individuo), que es la otra cara de la moneda de la productividad (producción por individuo), factores que a largo plazo se tienen que ajustar porque de otra forma llegaríamos a consumir más de lo que producimos, o menos, y ninguna de las dos alternativas es viable a largo plazo (el mayor consumo en entornos nacionales provoca endeudamientos insostenibles, como estamos comprobando en nuestro país, y la mayor producción no consumida llevaría a stocks inútiles), lo que apoya una vez más la necesidad de internacionalización de las empresas –auténtico reto de la empresa española-, que han pasado de ser empresas nacionales a tener que jugar en un terreno que es el mundo entero.
En este punto, reflexionando sobre qué sector o sectores debería tomar el relevo del sector de la construcción en España, Villar Mir respondía que ninguno específicamente y todos en general. No hay empresas ni sectores buenos y malos, decía. Lo que hay son empresas bien y mal administradas, y la reconversión o eliminación de las mal administradas es lo que permite el avance del bienestar en el mundo.
3.- Reflexiones sobre el caso OHL, principal empresa del Grupo Villar Mir, que en 2002 era una constructora en España.
En aquel año 2002, como consecuencia de un análisis estratégico en profundidad, la empresa decidió:
– No entrar en el sector de la vivienda.
– Potenciar la actividad fuera de España.
– Focalizarse en concesiones de infraestructuras para el transporte.
Con la innovación y la internacionalización en la base de toda su estrategia, hoy OHL -9 años después de aquella decisión- está en 34 países, cuenta con una plantilla de 30.000 personas, con un EBITDA generado en un 89% fuera de España, lo que supone que apenas perciben la crisis como consecuencia de su importante diversificación geográfica.
Y todo esto lo han conseguido siendo estrictos en la aplicación de los siguientes criterios:
– Cuidar la calidad como seña de identidad de la compañía.
– Estricto cumplimiento de los contratos.
– Máxima integración en cada país (flexibilidad para adaptación a entornos distintos).
– Atención a los idiomas (especialmente el idioma inglés para los técnicos y directivos desplazados al nuevo país en que se instala o se pretende instalar la compañía).
– Hacer felices a los colaboradores, lo que contribuye a su compromiso con la empresa y, por tanto, a la mejora de la eficacia individual, del equipo y de la organización entera.
Villar Mir terminaba con una importante dosis de optimismo y confianza en nuestra economía y nuestra capacidad para salir de la crisis. Su expectativa, según explicó, es que aún tardaremos en torno a dos años en comenzar a crecer en empleo neto, pero estamos ya prácticamente en oportunidad de invertir (el grupo Villar Mir lo está haciendo) y lanzar nuevos proyectos empresariales, fijando en la próxima Semana Santa el momento del cambio de signo desde la depresión hacia el relanzamiento progresivo de nuestra economía.