- 15 diciembre, 2013
- Publicado por: Enrique Javier Fur
- Categoría: El Círculo
(Artículo publicado en ABC el 11.12.13)
Es imposible que pueda decir algo que no se haya dicho hasta ahora. Se ha ido una de las pocas referencias imprescindibles del siglo XX. Un gran líder. Nelson Mandela.
Un líder en el sentido más amplio y más noble de la palabra. Una persona con visión, con valores sólidos, con capacidad para ilusionar, crear consensos amplios, perdonar, inspirar para que fuera el grupo el que superara desencuentros y discriminaciones graves, de integrar voluntades con un objetivo común: apostar por el acceso de las personas en condiciones de igualdad a la educación, el trabajo, la política…, para construir un país nuevo, sin distinciones injustas de ningún tipo, modelo para el mundo nuevo que debía alumbrar el siglo XXI.
Un país para las personas, comprometido con el futuro, con la palabra y la comunicación como valores fundamentales para el debate. Un gran director que, sin duda, trascenderá mucho más allá de la ingente obra que comenzó a construir.
Me sirve esta breve reflexión y mi reconocimiento expreso a Nelson Mandela, para enmarcar las que quisiera que fueran las líneas básicas de esta columna con la que hoy empiezo una colaboración periódica con ABC, en la que pretendo abordar mis convicciones y las del Círculo de Economía de la Provincia de Alicante, acerca de las líneas maestras para la gestión sostenible de las empresas: hablaré de la función directiva y de las empresas como motores de progreso del modelo social en el vivimos y en el que creo. Y aportaré mi opinión sobre los temas de actualidad, especialmente para nuestra provincia, que incidan en las empresas.
La imprescindible coordinación de las diferentes administraciones en busca de la eficacia en su función de apoyo al desarrollo de las iniciativas empresariales que surgen en nuestro entorno, es otro de los temas que requiere una revisión.
Porque las empresas son, sin duda, uno de los pilares más firmes de nuestra sociedad, en tanto que creadoras de empleo, canalizadoras de la innovación, comprometidas con el desarrollo armónico de la sociedad en su vertiente económica, social o medioambiental. Y eso exige equipo, consenso, compromiso, liderazgo, dirección.
Será, finalmente, la visión desde el directivo y el empresario la que trataré de ofrecer en esta columna, que confío que abra vías de debate que nos permitan mejorar profesionalmente y, con nosotros, a nuestras empresas.