- 25 agosto, 2014
- Publicado por: Enrique Javier Fur
- Categoría: El Círculo

Que el mundo es global es algo que no ofrece ninguna duda. La interconexión, apoyada en el desarrollo de las modernas tecnologías asociadas a internet, así como a la convicción de que las estructuras supranacionales mejoran tanto la convivencia como la eficiencia es una realidad que impacta en las economías nacionales y, por tanto, en la actividad de las empresas.
Cuando empezábamos a vislumbrar el camino de la recuperación en nuestro país, con un crecimiento del 0,6% de nuestro PIB en el segundo trimestre de este año, hemos tropezado con una realidad que ya se apuntaba pero que ha sido confirmada en estos días: el estancamiento del PIB en la zona euro, con reducciones del -0,2% en Alemania –el principal motor europeo- e Italia, y el crecimiento cero en Francia.
Este estancamiento está teniendo un efecto muy negativo en el que es uno de los principales motores en que basábamos nuestra recuperación: las exportaciones. Si los países que acogen la mayor cantidad de exportaciones españolas (63% va a países de la zona Euro) no crecen, evidentemente reducen sus compras al exterior e impactan negativamente en los países exportadores. Y en España empezamos a notarlo.
La política económica de la Unión Europea debe contemplar esta situación a nivel global para evitar entrar en recesión y machacar la que parecía incipiente recuperación.
Por otra parte, el conflicto de Ucrania está teniendo efectos negativos muy importantes en aquella región, humanitarios, sociales y económicos, y como consecuencia de las sanciones cruzadas entre Rusia la Unión Europea, también efectos económicos muy importantes en algunos países de la Unión, entre ellos España, que atentan directamente a esa recuperación que apuntábamos.
En este punto, es la política con mayúsculas la que tiene que aparecer y poner las bases para resolver aquel conflicto, en primer lugar por la situación de las personas que lo sufren directamente en Ucrania, por la estabilidad de la zona y, como una consecuencia adicional, por la seguridad de las transacciones que mejoren la situación económica global y la de nuestras empresas en particular, cuyos intercambios comerciales con Rusia eran cada día más importantes.
Pero el impacto de la política en las empresas no es solo macro. En realidad, el mayor impacto es el micro, la legislación, acciones y omisiones que desde las administraciones nacional, autonómica y local se adoptan sobre la actividad de las empresas.
En este sentido, el Presidente de la Cámara de Orihuela, Félix Cerdán, resaltaba en una conferencia sobre “Oportunidades de servicio en la Vega Baja en torno al turismo extranjero residencial y vacacional” la necesidad de mejorar la seguridad jurídica y la simplificación de trámites burocráticos para facilitar la actividad empresarial: “a veces se subvenciona más con el bolígrafo que con el dinero”, expresaba muy gráficamente. Y no está clara en todos los casos esa orientación de las diferentes administraciones.
Aquí es la política más próxima la que tiene trabajo pendiente de realizar para mejorar la eficiencia de sus procesos y conseguir, efectivamente, un mayor impacto positivo en el desarrollo de las empresas, auténtico pilar de nuestro estado del bienestar.
Estas ideas están desarrolladas en el artículo “De nuevo nubes en el horizonte”, que publiqué el pasado 20.08.2014 en Abc y que puedes leer completo aquí