- 22 octubre, 2012
- Publicado por: Marcos
- Categoría: El Círculo
En estos tiempos de cambios acelerados, en gran medida impulsados por los avances tecnológicos, tanto en el entorno social como en la actividad de las empresas como, por otra parte, no podía ser de otra forma ya que las empresas forman parte inseparable del tejido social, es muy importante para los empresarios y directivos de cualquier área funcional, escuchar la voz de los investigadores más avanzados en tecnología.
Conocer el estado del arte hoy y, sobre todo, conocer cuáles son las líneas de investigación y las expectativas de evolución de esas tecnologías que puedan afectar a nuestra empresa tanto en procesos como en conocimiento de clientes, comercialización, etc., son elementos clave para orientar correctamente la gestión sin que, además, haya demasiado tiempo para la adaptación a los cambios dada la velocidad con que ocurren.
En este sentido, me llamó la atención la intervención de Salvador Martínez –IBM Global Managing Director- en la mesa de “Desarrollos eficientes y plataformas de excelencia” en la jornada de directivos “Liderando Sin Fronteras”.
Decía el ponente que en este tiempo la competitividad está ligada a la flexibilidad, donde la tecnología juega un papel fundamental.
Existen cuatro grandes fuerzas actuando:
1ª.- La Globalización.
2ª.- Los mercados se están moviendo geográficamente (en 20 años, el 70% de las clases medias estará en Asia).
3ª.- La facilidad e inmediatez de acceso a la información, la hiperconectividad, las redes sociales, hacen que los clientes sepan a veces más que nosotros de nuestros propios productos.
4ª.- La Tecnología (por cada persona sobre la Tierra, hay 1.000 millones de transistores –generan y miden información-. Si dejaran de funcionar esos transistores, probablemente entraría en dificultades la vida en el planeta).
Toda esa información la estamos gestionando mediante los actuales ordenadores programables (que funcionan en base a instrucciones expresas previas), pero el crecimiento exponencial de esa información a partir de datos no estructurados ni certificados, apunta claramente a que esos ordenadores no serán capaces de discriminar, tratar, almacenar, seleccionar –en definitiva, gestionar- correctamente la información en los próximos años.
El futuro, decía Salvador Martínez, pasa por ordenadores tipo Watson (nuevo ordenador de IBM que poco a poco empieza a ser una realidad).
Watson no se programa, se educa, aprende y responde (busca la lógica en contexto, es decir, razona, aún de manera incipiente pero con progresos muy rápidos). En 10 años, decía, habrá un Watson en la palma de la mano que te hablará en lenguaje natural y de manera inteligente.
Pero lógicamente, en general y a nivel de cada empresa, no se trata de adoptar permanentemente lo último del mercado. Incorporar una determinada tecnología es una decisión estratégica para la empresa, tras evaluar la capacidad adicional que puede aportarle y si esa tecnología tiene la robustez necesaria para el modelo industrial de la compañía. Y tan importante como la adquisición, es como se va a implementar y controlar (con sus recursos, a través de un tercero, mediante una joint venture, etc.).
Pero conocer el estado de la cuestión, mirar a los que avanzan en cabeza, como decía al principio de este post, es fundamental para decidir correctamente.