INTERNACIONALIZACIÓN DE EMPRESAS. Razones para la internacionalización. SEGUNDA ENTREGA. 15.12.11

Hace años que terminaron en nuestro país los monopolios o los espacios territoriales acotados, por lo que llevamos ya mucho tiempo haciendo músculo en el libre mercado nacional, y cuando habíamos conseguido una cierta estabilización de las cuotas de mercado en que cada empresa se encontraba más o menos cómoda, empiezan a llegar empresas procedentes de otros países con productos similares, incluso en ocasiones mejores que los nuestros, y con costes muy ajustados o con fuertes campañas de imagen más extendidas y apreciadas por los consumidores que, sin duda, estaban más internacionalizados que las propias empresas, si por ello entendemos la elección del mejor producto (la mejor relación calidad/precio) del mercado sin importar, en general, el país de origen de ese producto.

Y cuando las empresas extranjeras, inicialmente europeas, pero cada día más procedentes de China o de otros países emergentes en los que la crisis no está siendo tan dura, empezaron a focalizar parte de sus ventas en nuestro país y comenzaron a ganar cuota de mercado, tuvimos que reaccionar tanto con mejoras relevantes de eficiencia para adecuar costes a lo que el mercado nacional comenzaba a exigir, como -por convicción o al menos por necesidad- iniciando procesos de internacionalización, vendiendo y/o fabricando en otros países para:

Utilizar parte de la capacidad productiva ociosa en el mercado interior para conseguir economías de escala y estabilizar ventas.

Obtener ventajas competitivas en factores de producción, como mano de obra más barata o abundancia de materias primas necesarias en el proceso de producción.

Acceder a mercados más amplios y suplir descensos en el mercado doméstico.

Estar más próximos a los clientes.

Etc.

Son muchas, por tanto, las razones que aconsejan la consideración del factor exterior en la actividad ordinaria de las empresas.

Y esto, que es muy evidente y seguramente más fácil de abordar en las empresas grandes, es aún más necesario en la pequeñas y medianas empresas, cuyos recursos y capacidades son a menudo insuficientes para mantener su cuota de mercado, y mucho menos para crecer en los mercados locales, máxime en zonas como nuestra provincia, integrada en un área de mucho interés para las grandes multinacionales y empresas de otros países.

Se imponen, por tanto, procesos de cooperación entre empresas, tanto en origen como en destino, con el apoyo en muchos casos, de programas impulsados por las administraciones, como el proyecto Soft Landing (aterrizaje suave), que en la región de Murcia está impulsado por el Instituto de Fomento y pretende, según explicaban ayer los medios, ofrecer a los emprendedores y empresarios que quieran abrirse a la internacionalización la posibilidad de instalarse de forma temporal en un centenar de viveros de empresas ubicados en los cinco continentes, donde además podrán convivir con empresas con proyectos afines al suyo, según informa el Centro Europeo de Empresas e Innovación de Murcia (Ceeim), integrado en la red.



Author: Francisco
Colaborador del Círculo de Economía de Alicante.

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