- 6 enero, 2013
- Publicado por: Enrique Javier Fur
- Categoría: El Círculo
Este no es un resumen del año recién terminado, pero sí podría servir como pequeña reflexión que ayude a orientar la gestión de nuestras empresas en el que comenzamos.
Se trata de una obviedad, sin duda, pero que a menudo olvidamos cuando estamos inmersos en la complejidad del día a día, sobre todo cuando, como ocurre en este tiempo, la presión del corto plazo dificulta abordar muchos temas desde el sosiego que exige la dirección estratégica de la compañía.
Hablo de la gestión global de la empresa, que desde el punto de vista de la dirección tiene mucho que ver con la gestión global e individual de las personas que integran la sociedad, y que son fundamentalmente los trabajadores, pero también los clientes, los proveedores, … todos los grupos de interés (stakeholders) de la compañía, aunque es cierto que la gestión del resto de grupos depende en gran medida de los empleados de la empresa.
Es por ello que me voy a centrar en unas ideas básicas relacionadas con las personas, que faciliten alcanzar el éxito en la gestión.
Simplificando mucho la actividad de las empresas, identificamos dos líneas de acción complementarias e imprescindibles: la decisión y la ejecución, que podemos asociar con la estrategia (dirección) y la acción (trabajadores de línea).
Sin una dirección excelente y una ejecución impecable, los resultados empresariales serán mediocres y poco competitivos, máxime en este tiempo de transparencia y múltiples alternativas a disposición de todos los clientes.
Pero el éxito sostenido exige un paso más: la aportación convencida de todos los integrantes de la empresa, lo que implica facilitar el desarrollo de la imaginación, la creatividad, el compromiso de toda la plantilla en lo que debe ser la empresa entendida como objetivo compartido por todos los que la forman.
Hoy ya no es suficiente con que cada uno haga su trabajo como siempre lo hizo. Los cambios ocurren a tal velocidad que es necesario contar con las mejores aportaciones de todos, individualmente y en equipo, para adaptar constantemente la empresa a esos cambios, y mucho más si lo que pretendemos es anticiparnos a esas modificaciones en las expectativas de los clientes, en la acción de nuestros competidores, en la aportación de nuestros proveedores, …
La innovación, hoy más que nunca, es clave para avanzar. Y eso depende de las personas.
Nosotros, en tanto que directivos, tenemos una gran responsabilidad en que sea posible.
(Publicado también en Información el 6.01.2013)