- 3 abril, 2012
- Publicado por: Marcos
- Categoría: El Círculo
Surge una duda cuando miras a tu alrededor, en una sociedad tan competitiva como la actual, y compruebas que para alcanzar las metas que te propones has de competir con otras personas. ¿Has de vencerlas necesariamente y obtener lo que persigues, y como consecuencia, esas otras personas no obtendrán lo que quieren en la misma medida que tú?.
¿Se puede ser ético y competitivo? Por supuesto que sí. Pensemos en Rafa Nadal, estoy seguro que ninguno de nosotros piensa en él como una persona falta de ética. Sin embargo, compite constantemente con sus contrincantes para obtener el trofeo de cada campeonato de tenis en el que participa. Un trofeo que solo uno de los participantes puede conseguir, para lo que deberá enfrentarse al resto y vencerles.
Ahora bien, uno puede competir limpiamente, de forma que gane el que mejor juegue. Y de ese modo, aunque compitas, aunque venzas a tu contrincante, lo harás de una manera ética. Lo que no sería ético es que, viendo que juegas peor, utilizaras alguna trampa o subterfugio para vencer a tu contrincante, ya que no le puedes vencer limpiamente.
Conviene tener en cuenta, sin embargo, que las relaciones de la empresa con el entorno, con sus empleados, con sus clientes, con sus proveedores, … no siempre se plantean en términos de vencedores y vencidos. Es más, el éxito, para ser sostenible, debe ser el éxito de todos los participantes. Apoyar la consecución de sus objetivos por parte de todos los grupos de interés de la empresa es, sin duda, la mejor forma de asegurar nuestro futuro, como explicaremos en la siguiente entrega.