- 4 diciembre, 2012
- Publicado por: José Luis Gascó
- Categoría: El Círculo
Ya hace un tiempo que se oyen voces pidiendo ligar los sueldos a la productividad de las propias empresas y no a la inflación como recogen la mayoría de los convenios colectivos en la actualidad.
Generalmente, en nuestro modelo de negociación colectiva, una vez calculado lo que han subido los precios de los bienes y servicios durante el ejercicio anterior, se aplica esta misma subida a los salarios.
Como podemos imaginar, este sistema tiene tanto ventajas como inconvenientes. Entre las primeras nos encontramos que, en general, el trabajador no pierde poder adquisitivo (aunque siempre con un año de retraso), pero también que es un índice relativamente fácil de medir y difícil de manipular y al mismo tiempo asegura una normalización de salarios en todo el territorio.
Sin embargo, como inconveniente podríamos destacar que no discrimina la heterogeneidad del tejido empresarial ni por sectores ni por su situación financiera, e incluso si se descontrola, corre el riesgo de acabar en una espiral inflacionista.
Aunque ya hay alguna gran empresa que ha iniciado el camino, la cuestión es si nuestras organizaciones y la sociedad están preparadas para soportar el cambio de modelo de negociación colectiva, pues supongo que estaremos todos de acuerdo en que, desde el punto de vista de las políticas de recursos humanos, todo lo que sea pasar de un modelo de ‘café para todos’ a otro en el que se valore mejor al mejor siempre será positivo.
Quedará, por tanto, por dilucidar si la intención de cambiar el modelo, como parece que así va a ser, se queda en un mero ‘brindis al sol’ o finalmente se consigue.
José Luis Gascó es Director del Master de Dirección y Gestión de Recursos Humanos de la Universidad de Alicante.