- 27 enero, 2012
- Publicado por: Enrique Javier Fur
- Categoría: El Círculo
El turismo es, sin duda, uno de los pilares básicos de la economía española y debería ser igualmente una de las palancas más importantes en la reactivación económica de nuestra comarca, el Bajo Segura, lo que exige revisar, repensar un modelo que fue muy bueno en el pasado pero que parece dar muestras de agotamiento pese a la importante recuperación aparente de los últimos dos años, porque no estamos en una crisis coyuntural, decía el profesor Fernando Vera, sino en un cambio de ciclo que exige nuevas formas de gestión, nuevos productos, identificar nuevos sectores de clientes, ….
La identificación clara del modelo de turismo de la zona, la búsqueda de sinergias entre diferentes operadores y distintos municipios, la identificación de nuevos segmentos de turistas potenciales, … forman parte de un debate que es necesario abordar con convicción, y desde el Círculo de Economía de la Provincia de Alicante entendemos que existe la oportunidad y la obligación de, al menos, iniciar para tratar de definir acciones concretas que puedan contribuir a mejorar los diferentes sectores que configuran o pueden configurar el turismo en el área del Bajo Segura, actividad sin duda básica en el desarrollo y para la recuperación del litoral de la Vega Baja.
Recuperación que ha sido más importante en los destinos vacacionales del litoral muy por encima de los destinos de interior, más dependientes de la demanda interna española, que representa prácticamente el 50% de la demanda turística total de nuestro país, aún muy estancada por la situación de crisis en que seguimos inmersos, pero que tenemos que cuidar y conseguir –decía Vicente Monfort- que aquellos que se desplazan por turismo opten claramente por quedarse en nuestro país porque tenemos aún muchas cosas que hacer y conocer en los destinos españoles. Y porque la recuperación a partir del turismo es fundamental ya quese trata de uno de los sectores que ofrecen más y mejores oportunidades.
Pero esta recuperación podría ser un espejismo si no hacemos nada adicional –como ya hemos comentado- por consolidar esa mejoría, que no responde a principios sostenibles sino, en gran medida, a los flujos adicionales de turistas extranjeros desviados a nuestro país por la inestabilidad y sensación de inseguridad en otros países mediterráneos del norte de África, más competitivos en precio. Pero esto cambiará.
Tenemos, por tanto, que replantearnos nuestro modelo, que no puede ser el exclusivo Sol y Playa con una estrategia de precio, inviable en estos momentos para competir con otros destinos en países menos desarrollados pero con ofertas de sol y playa semejantes a la nuestra, con precios más bajos.
El primer paso es reconocer la situación real actual, sin triunfalismos ni derrotismos, decía Fernando Vera, y construir desde la realidad, teniendo en cuenta que la inversión pública será escasa en los próximos años.
Nuestra alternativa está en la diferenciación en base a nuestra amplia experiencia acumulada en actividades vinculadas al turismo, y en la identificación y atención a las nuevas expectativas de los turistas, que tienen que ver no solo con el desplazamiento, alojamiento y sol y playa, sino con tendencias emergentes vinculadas a la sostenibilidad ambiental y social y a la definición de una oferta global capaz de ofrecer al turista una experiencia diferente y mejor que la que pueden ofrecer paquetes más básicos, y en la que el precio ya no es el único factor a tener en cuenta, sino que está en función del valor percibido por el turista.
Y ese valor, como apunta Javier González, de THR Asesores, empieza mucho antes de iniciar el viaje; comienza cuando el turista “empieza a soñar” sus vacaciones. Y en ese momento las nuevas tecnologías e internet –como explicaba Vicente Monfort en la mesa redonda- juegan un papel fundamental, tanto en la identificación de posibles destinos como en su tratamiento en las redes sociales, que cada día más son una vía para ir fijando la imagen de lo que el turista quiere realmente, que no es otra cosa que “comprar una experiencia ya vivida por otros, personalizándola a sus gustos”.
Estar, por tanto, en la Red a nivel de empresa individual y a nivel de destino es necesario ya, y lo será mucho más en el futuro inmediato.
Este es otro punto importante: el valor del destino, el valor de la marca, en lo que coincidían nuestros cuatro ponentes. Y no nos hemos ocupado de construir una marca fuerte, reconocible y atractiva, a nivel nacional, y naturalmente tampoco en turismo –salvo la ya comentada de sol y playa, importante pero insuficiente en estos momentos-. Mucho menos, por tanto, a nivel local –con nuestra marca asociada a masificación, que tenemos que corregir para conseguir un turismo fiel y de calidad- en el que resulta mucho más difícil y cara esa construcción de marca reconocible y atractiva, sobre todo cuando existe importante atomización de oferta individualizada frente a ofertas colectivas sólidas que ofrezcan, como decía, una experiencia completa, distinta y mejor a los turistas.
Experiencia que pasa por poner en valor tradiciones, historia, cultura, usos y costumbres, etc. del territorio, haciendo más sostenible ese turismo que, en ocasiones, ha transformado el destino haciendo que perdiera incluso sus señas de identidad, convirtiéndolo, en consecuencia, en un valor indiferenciado y perfectamente sustituible a medio plazo, en cuanto surja una alternativa a mejor precio.
Esa puesta en valor del destino exige la coordinación de administraciones, intermediarios, centros de formación, empresas turísticas, etc., para ofrecer esa vivencia completa que comentaba, y que puede diferenciar positivamente un destino.
El profesor Luis César Herrero, de la Universidad de Valladolid, decía recientemente en el número monográfico sobre “El Turismo en España” de Papeles de Economía Española, que “en el mundo actual, marcado por el fenómeno de la globalización y el imperio de lo efímero, los individuos buscan autenticidad en lo más cercano, que es su historia y su entorno.
Una perspectiva tradicional limitaba el turismo cultural a la visita a museos, monumentos, edificios históricos o yacimientos arqueológicos, a lo sumo ampliada a programaciones teatrales o musicales.
Sin embargo, el concepto se ha ido ampliando a otras manifestaciones de tradición popular, como folklore, fiestas locales, turismo religioso, gastronomía, etc.”. Y en esta línea incidían también nuestros cuatro ponentes, que ponían en valor el concepto de cooperación entre diferentes municipios, sectores, agentes, para ofrecer ese servicio completo y de calidad que demandan los turistas más exigentes.
Y ese concepto, sin duda es aplicable a nuestro entorno, a la experiencia del turista en la zona del Bajo Segura: la integración de actividades de turismo cultural, gastronómico, religioso, pesquero, etc. a nuestra oferta básica de Sol y Playa en el litoral, puede aportar elementos de diferenciación que nos sitúen de nuevo como primera opción para muchos turistas emergentes y apoyen también el mantenimiento de nuestro turismo tradicional.
Esta dinámica colaborativa, de trabajo conjunto, puede y debe aportar importantes sinergias a todos los municipios de nuestra comarca y su entorno que integra, como pocas, esas características dispares pero complementarias capaces de ofrecer una vivencia diferente y personalizada a todos nuestros visitantes.
En esta línea, el profesor Vera apuntaba la idea del Club de Producto: integrar en un proyecto común a todo tipo de empresas con intereses en ese producto y trabajar conjuntamente para conseguir sus objetivos individuales a partir del objetivo común definido en el grupo: el tema náutico –sobre el que incidía igualmente el presidente de Apymeco, Antonio Serna-, el turismo cultural, o los inmigrantes climáticos –con ofertas de salud, residencial, deporte adecuado, etc.- son solo ejemplos de esta dinámica colaborativa en que también coincidían todos los ponentes.
Un tema que destacaba el presidente de TM, José Luis Serna, es el referido a la necesidad de desestacionalizar hasta donde sea posible el turismo de la zona, muy concentrado en julio y agosto, y para ello aportaba algunas ideas para la reflexión:
1.- Dar un servicio excelente.
2.- Estar disponible cuando el turista viene o puede venir –fines de semana, Semana Santa, verano, …- (en este punto, Vicente Monfort apuntaba a un colectivo de turistas con importante potencial y que ya estaba teniendo crecimientos importantes, aunque sobre bases aún pequeñas: el turismo nórdico, sobre el que Antonio Serna explicaba que tenemos que ofrecer alternativas importantes en momentos oportunos, como en la primera semana de diciembre, festiva en esos países nórdicos y, por tanto, con muchas posibilidades de atraer turismo a nuestra zona si somos capaces de definir una oferta atractiva y de calidad para esas fechas).
3.- Potenciar la oferta complementaria a la de Sol y Playa con turismo cultural, ornitológico –apuntaba Fernando Vera, como un ejemplo de nuevos segmentos de turistas potenciales si somos capaces de definir una alternativa que trascienda un único destino-, gastronómico, integrando la comarca en esa necesaria marca reconocible etc.
4.- Potenciar el conocimiento de idiomas extranjeros para los trabajadores del sector.
5.- Cooperar, en un mensaje reiterado por todos los ponentes (Antonio Serna proponía, en su exposición, creación de la Federación de Comercio de la Vega Baja, implantación si corresponde de la Zona Azul en el casco urbano, mejora, acondicionamiento y señalización en los accesos a la ciudad y sus ejes comerciales, Consolidación del Turismo Náutico, contacto con Navieras para conseguir parada de cruceros en Torrevieja, aumento de oferta hotelera, Creación del Calendario Anual de Eventos en la Vega Baja, Creación de un organismo público/privado de promoción Turística del Litoral -en esta propuesta coincidía exactamente con el profesor Fernando Vera-).
Tenemos, en opinión de José Luis, las mejores condiciones para mantenernos en primera línea mundial como receptores de turismo, y de turismo de calidad. Solo tenemos que creérnoslo.
Finalmente, el Alcalde-Presidente del Ayuntamiento de Torrevieja, Eduardo Dolón, clausuraba la jornada felicitando al Círculo por la iniciativa y a los ponentes por sus planteamientos serios y por las ideas aportadas que, aseguraba, le ayudaban a seguir profundizando y planteando soluciones a los problemas de un sector fundamental para Torrevieja y toda la Vega Baja porque, decía, los tiempos están cambiando y la nueva época exige buscar y encontrar sinergias entre todos los actores de la actividad turística: o nos creemos la comarca, decía, o no progresaremos.
En resumen, desde perspectivas inicialmente diferentes, nuestros cuatro ponentes, Vicente Monfort, Fernando Vera, José Luis Serna y Antonio Serna, así como el Alcalde de Torrevieja, coincidían básicamente en el diagnóstico de la situación del turismo, así como en las soluciones y nuevas oportunidades que deben hacer que el sector siga siendo uno de nuestros motores económicos básicos, desde una visión sostenible del desarrollo del entorno natural y social basado en la cooperación, la búsqueda de sinergias entre administraciones, municipios, actividades y operadores, así como la identificación de nuevas oportunidades en productos, segmentos de clientes y nacionalidades objetivo.
Como decía el poeta portugués Almeyda Negreiros, “ya se ha dicho todo para salvarla Humanidad. Ahorasólo queda salvar ala Humanidad”.