- 11 diciembre, 2011
- Publicado por: Marcos
- Categoría: El Círculo
¿Se puede ser feliz sin esfuerzo? La respuesta a esa pregunta, para mí, es no.
Me gusta el tema de la Felicidad. Supongo que por puro egoísmo. ¿Quién no quiere ser feliz? Y he pensado mucho al respecto, haciéndome muchas preguntas.
La primera, ¿qué característica genérica veo en quien es feliz? Y no puedo decir otra que optimismo.
Pues vale, las personas felices somos optimistas (¿Habéis visto con qué habilidad me he incluido entre los felizmente consagrados?) ¿Y qué características principales tienen los optimistas?
Pues hay algo que nos une, y es que estamos seguros de nosotros mismos. La seguridad en sí mismo es necesaria para ser optimista. Porque si no confías en tus posibilidades, ¿cómo vas a pensar que las cosas te van a salir bien?
Sigamos nuestra senda. ¿Y cómo podemos llegar a estar seguros de nosotros mismos? Pues el primer paso es querernos. Sí, solo eso, querernos a nosotros mismos. Ya lo dijo Jesús, “ama a tu prójimo como a ti mismo” Luego para amar al prójimo, primero tienes que amarte a ti. Porque si no te amas, y amas al prójimo como a ti mismo, ¡pobre prójimo!
Y para amarte a ti mismo, no solo necesitas estar conforme contigo mismo, sino que tienes que admirarte. Admirar, qué verbo más complicado para conjugarlo con cualquiera, y no te digo nada conmigo mismo. Admirar significa que para ti, la persona objeto de tu admiración, se esfuerza por mejorar día a día en aquello por lo que le admiras, planteándose constantemente nuevos objetivos.
¿Y qué objetivos complicados alcanzo yo? Pues la verdad es que ninguno, soy una persona normal entre miles de millones de personas normales. Así que algo tengo que tener que me hace admirable (aunque solo sea para mí)
Porque claro, si para quererme tengo que admirarme porque destaco especialmente en cualquier campo, sería tanto como decir que solo los triunfadores pueden admirarse, quererse a sí mismos, ser optimistas y por ende felices. ¡No me creo tamaña injusticia! Así que analicemos qué podemos admirar de nosotros mismos
Y para ello, sepamos qué admiramos en los demás. Fijaos en las personas que admiráis, y decidme si alguna de ellas ha alcanzado ese nivel sin esfuerzo. Y además, sin MUCHO esfuerzo.
Sí, el futbolista que os gusta, la mujer de negocios exitosa, o cualquiera de las otras personas por las que sentís admiración. Es posible que tengan una característica personal “regalada” que les hace destacar (la genética es caprichosa), pero la única que les une a todos es que han llegado donde están con esfuerzo. Horas de entrenamiento, de estudio o de trabajo.
Y si no estáis seguros de lo que os digo, haceos la pregunta al revés: ¿A qué persona perezosa, indolente, poco trabajadora admiráis?
Pues lo que admiráis en los demás es lo que admiraréis en vosotros mismos. Así que mi primer consejo para ser Feliz, es que nos esforcemos en todo aquello que afrontamos en nuestro día a día.
Es el primer paso para alcanzar la Felicidad. Poder mirarte al espejo cada noche diciéndote; “he hecho todo lo que ha estado en mi mano. No he escatimado esfuerzo”
Alcanzarás los logros o no, pero estarás tranquilo contigo mismo, reconfortado por tu compromiso, y con capacidad para admirarte como persona.
No olvidemos que el triunfo se construye a base de muchos pequeños logros alcanzados con esfuerzo. Y para llegar donde quieres, como condición sine qua non, hay que empezar a moverse.
Y en estos tiempos de crisis, es más necesario que nunca que, en vez de mirar a “papá estado” y llorarle implorando que nos ayude en estos malos momentos, nos miremos las manos y nos preguntemos ¿qué puedo hacer con ellas para sacar adelante mi futuro?
Debemos recuperar el espíritu de esfuerzo. Porque para disfrutar de las cosas, nada mejor que saber cuánto valen, y para ello, no hay mejor cálculo que el dolor del esfuerzo que me ha costado conseguirlas
El triunfo y la felicidad se consiguen con esfuerzo. Así que, ¡manos a la obra!