Reflexión 22.11.2012

El mundo de hoy nos invita cada vez más a contemplar la posibilidad de desarrollar nuestra propia empresa o servicios. Casi siempre las limitaciones que ponemos a esta alternativa residen en nosotros mismos y en nuestra actitud a priori. No se necesita tener un enorme talante emprendedor para poner en marcha el propio proyecto o empresa y darnos entonces cuenta de varias cosas.

Primero, vas a trabajar mucho más de lo que te imaginabas, pero eso va a ser por tu propia elección. Segundo, te vas a divertir y vas a aprender mucho más de lo que te imaginabas de diferentes formas y aprendiendo tanto lo que quieres como lo que no. Tercero, con algo de suerte, ganarás también más de lo que te esperabas, no como un fin en sí mismo, sino como consecuencia de tu trabajo y de los servicios que eras capaz de proporcionar. Cuarto, vas a tener probablemente una mayor integración de tu vida personal y profesional y, aunque trabajarás más, lo harás más a tu ritmo. Quinto, vas a tener mayor control sobre tu futuro y sobre tu vida. Y sexto, vas a ejercitar más el mejor recurso de todos los que tienes, que es tu talento, tu compromiso y tu entusiasmo por lograr esos resultados.

José Medina. Presidente de Odgers Berndtson Iberia, en Cinco Días.

 



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