Reflexión 15.02.2012

 

“Cuando pasan los primeros 7 segundos ya hemos causado una primera impresión. Si es buena o es mala dependerá de muchos factores pero, sobre todo, dependerá de ti. Y aún hay más, una vez hemos llegado a los 30 segundos, la impresión que hemos causado será determinante para evaluar el impacto que ha tenido el tiempo sobre nuestro mensaje, tanto si lo hemos emitido en activo como en pasivo. Así es. Así de rápido, así de cruel.
¿Quién tiene preparado ese valioso espacio temporal? Cuántas veces nos hemos enfrentado a situaciones inesperadas que pueden haber cambiado nuestro rumbo, nuestro desarrollo profesional. Cuántas ocasiones han escapado, a veces sin saberlo, por no haber sabido aprovechar ese lapsus en el que el medio minuto juega su papel determinante, juicioso, certero, implacable.
En 30 segundos tenemos que argumentar un mensaje y una forma de comunicarlo. Este mensaje debe estar construido sobre cuatro ejes principales: quién soy, a qué aspiro, qué puedo aportar, en qué soy mejor o diferente. Lo que comuniquemos en esos primeros 30, de manera verbal y no verbal, condicionará el resto de la conversación; su credibilidad, su interés”. (Pablo Adán Micó, docente y conferenciante)



Deja una respuesta