IMPULSALICANTE. Diagnóstico competitivo y grado de desarrollo de la ciudad

Con la iniciativa del Ayuntamiento, la participación de múltiples interlocutores sociales y empresariales (entre ellos, el Círculo de Economía de la Provincia de Alicante), y bajo la dirección de Deloitte, el Plan de Competitividad Alicante 2020 comienza a tomar forma, con el primer documento de trabajo fruto de esa intensa colaboración que se ha producido hasta ahora: El diagnóstico competitivo y grado de desarrollo de la ciudad.

Tal como recoge este documento, Alicante comienza a abordar la realización de un Plan de Competitividad Urbana, lo que supone un salto cualitativo de gran relevancia en relación con su estrategia de ciudad, ya que sitúa en el centro de su actividad política, económica y social, su preocupación por ser un actor relevante en el mundo actual en un entorno absolutamente globalizado y complejo como el actual, en especial en un país como España que atraviesa unas dificultades económicas que hacen más importante que nunca prepararse adecuadamente para el futuro.

Aspecto relevante es el hecho de que la mejora de la competitividad es una cuestión compleja, que requiere de la implicación de distintos tipos de entidades, la coordinación de actores diversos y el impulso de políticas en sectores diferentes. En palabras de Michael Porter, “casi todo importa para la competitividad. Importan las escuelas, importan las carreteras, importan los mercados financieros e importa la sofisticación de los clientes. Estos y otros aspectos de las circunstancias de un país están profundamente arraigados en sus instituciones, habitantes y cultura. Esto es lo que hace que mejorar la competitividad sea un reto tan especial, porque no existe ninguna política o medida que por sí sola pueda crear la competitividad, sino que deben haber muchas mejoras en muchos ámbitos distintos, mejoras que inevitablemente tardan en dar fruto”.

La competitividad está influenciada por múltiples factores, por cuestiones de tipo jurídico y legal; por las facilidades para acceder y moverse en el interior de una ciudad; por el talento, capacidad y formación de sus habitantes; por la capacidad de un territorio de ser habitable y atractivo para el desarrollo de un proyecto personal, familiar y profesional.

Destacamos algunas de las conclusiones de este primer documento de diagnóstico:

Alicante es la capital de la cuarta provincia de España en términos económicos. Una ciudad de tamaño medio que representa el 7% de la población de la Comunidad Valenciana y el 17% de su provincia. Ciudad, que en los últimos años ha venido perdiendo dinamismo demográfico y que su leve crecimiento se debe a la contribución de la población extranjera. Esta situación, unida a que se encuentra expuesta a un constante envejecimiento dado que no es capaz de retener a la población más joven le confiere una debilidad estructural a la hora de competir con otras ciudades del Eje Mediterráneo español.

Sin embargo no se puede dejar de lado que es la ciudad más poblada de la provincia y que es el centro de trabajo y uno de los polos económicos más importantes del levante, por lo que las nuevas vías de desarrollo de la ciudad deben de ir encaminadas a ejercer de “metrópoli” dentro de su área inmediata de influencia; “el gran Alicante” ya que cada vez son más el número de flujos e interrelaciones que existen entre la capital y los municipios que la circundan.

Igualmente, si se consigue modificar el tejido productivo de la ciudad dotándolo de empresas de servicios de mayor valor añadido, conseguirá fijar a una población joven y altamente cualificada gracias a la universidad, que en estos momentos no se queda en Alicante. Esta captación de talento no debe limitarse simplemente a la población nacional, sino que también debe de aprovecharse de los importantes activos de internacionalización que tiene como son la OAMI o la Universidad y situar Alicante en el mapa de decisiones de investigadores y profesionales de la Unión Europea que pueden ver en la ciudad una oportunidad para el desarrollo de su vida profesional y familiar.

La economía Alicantina está basada en el sector servicios, especialmente en aquellas actividades relacionadas directamente con el sector turístico. Un tejido empresarial que pese a tener una importancia estratégica capital muestra símbolos de obsolescencia que no le permiten competir y diferenciarse de una forma adecuada. Uno de los grandes retos de Alicante es conseguir reconvertir su estructura productiva, impulsando el sector turístico a una diferenciación clara, aumentar la calidad de los servicios ofrecidos y aprovechar los nuevos sectores emergentes que están floreciendo en la ciudad y que son sin duda la gran oportunidad de la economía alicantina para aumentar de valor, ser más innovadora y más productiva.

Y todo ello, debe sustentarse en el apoyo a las pymes y a los emprendedores que son la auténtica realidad de la empresa alicantina y las que más capacidad de generación de empelo tienen. Asimismo, no se puede perder la tendencia actual de continuar mirando al exterior. La internacionalización genera riqueza, mejora la productividad de las empresas y genera empleo, sin contar que actualmente es una de las alternativas más seguras para enfrentarse al entorno económico actual que adolece España.

Esta situación sólo es posible si entre todos los agentes económicos y sociales de la ciudad consiguen mitigar uno de los grandes problemas de su ciudad: los bajos niveles de formación. La formación, la cualificación y capacitación para el empleo son el camino a seguir si Alicante quiere competir en igualdad de condiciones con sus principales competidores. La formación en el sector servicios contribuye a la mejora de la calidad y por ende a conseguir una diferenciación clara en el mercado. Del mismo modo, aumentar la cualificación del capital humano permitirá a las empresas de Alicante vender más y mejor alcanzando los niveles necesarios de productividad.

Este discurso economicista, que es la realidad de Alicante, no se podría entender si la ciudad no vende al exterior uno de sus activos más importantes; la calidad de vida. Se trata de una ciudad que sin duda ha venido siendo percibida como tal, pero que en los últimos años ha ido perdiendo activos en este aspecto. Alicante debe luchar por ser percibida como una ciudad habitable para conseguir retener a las familias y atraer a población extranjera cualificada, y sin duda cuenta con suficientes activos para trabajar sobre este concepto.

No se puede perder la visión actual de la ciudad y el lugar que ocupa geoestratégicamente. Alicante es un importante nodo de comunicaciones que enclavada en el Eje Mediterráneo le da una potencialidad inmensurable a su economía y a sus ciudadanos. Además, se trata de una ciudad excelentemente conectada tanto a nivel internacional como nacional y tanto en términos de personas como de mercancías. Sin embargo, Alicante no es una ciudad accesible, presenta importantes déficits de movilidad interna que deben de ser subsanados no sólo para la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos sino para dotarla de un mayor dinamismo y fluidez interna necesarios para que los flujos internos de un sistema como es una ciudad funcionen de forma eficaz.

Sin lugar a dudas, la reconversión del nuevo Alicante debe ser realizada por todos y para todos. Donde el número de agentes de la ciudad deben de apostar por un modelo de ciudad productivo y competitivo aunando esfuerzos y creando sinergias. Dentro de este contexto el Ayuntamiento, como agente público principal y administración más cercana a las necesidades del ciudadano debe jugar un papel esencial. Debe apostar por una modernización de sus estructuras y de sus empresas más competitivas, eliminando trabas burocráticas, simplificando procedimientos e impulsando el tejido empresarial.

Alicante tiene unas claras apuestas de futuro como son la reordenación del sector turístico de la ciudad, la diferenciación comercial y el apoyo a los sectores emergentes en los que Alicante sí puede ocupar un puesto de liderazgo en el mercado.

Por último, no se puede olvidar que lo que no se conoce no existe y que la mejora del posicionamiento de la marca Alicante es necesaria para alcanzar el auténtico potencial que tiene la ciudad.

A continuación el informe completo:



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