- 2 abril, 2012
- Publicado por: admin
- Categoría: Actualidad
“Muchas veces me escriben personas o me comentan clientes que no consiguen sus objetivos, que abandonan en mitad de un proyecto, que no encuentran motivación y un largo etcétera de cosas parecidas. ¿Te ha pasado alguna vez? Aunque en muchos casos el principal obstáculo es que no tienes claro lo que quieres, otras veces el problema eres tú misma, que saboteas tu éxito debido a algún miedo. Estos son los cuatro tipos de autosabotaje más frecuentes:
– No acabar las cosas. Empiezas muchas cosas y las dejas a medias, o bien le dedicas mucho trabajo y esfuerzo a algo y cuando estás a punto de acabar, lo abandonas con cualquier excusa.
– Posponerlo todo hasta el último minuto. Esta es muy común también. La razón “oculta” es sencilla, si lo dejas todo para el final y no te esfuerzas todo lo que puedes siempre tendrás esa excusa si las cosas no salen del todo bien, es una especie de escudo protector de tu supuesta ineptitud.
– Perfeccionismo. Ese viejo conocido… O está perfecto o no se hace, para ti si no está perfecto está mal y empleas (o más bien pierdes) muchísimo tiempo en revisiones, en aprender más. Con esto consigues no acabar las cosas y estresarte. Como no sé hacer esto a la perfección, no lo hago. La solución no es fácil pero es sencilla: arriesgarse. Nadie es perfecto y es muy cansado aspirar siempre a la perfección.
– Poner excusas. Soy demasiado mayor, soy muy joven, no tengo dinero, las cosas están muy mal, no tengo tiempo,… Son simples disfraces del miedo.
Estos son algunos de los métodos que tienes de sabotear tus objetivos, es normal. Este tipo de actitudes tienen su beneficio, te protegen del fracaso, de no quedar en ridículo y de todos tus miedos, pero también tienen su precio… Lo importante es que seas consciente de los métodos que utilizas, del miedo que se esconde detrás y del precio que estás pagando. Así que en cuanto te descubras poniendo en práctica alguno de estos métodos pregúntate por qué te estás comportando así y qué precio estás pagando. ¿Si no tuvieras miedo y supieras que no puedes fracasar, qué harías? Pues déjate de excusas y hazlo.” (Aida Baida Gil, en Degerencia.com)